El fin del petróleo barato


Medios de comunicación, empresarios y políticos de Europa y los Estados Unidos se lo toman cada vez más en serio: finalizó la era del petróleo barato. Cuestión de importantes repercusiones sobre la cual no circula información en Centroamérica. En este post hemos reseñado y recopilado algunas fuentes de información poco accesibles por estar casi todas en inglés.

Si el precio del petróleo se mantuvo casi todo este año (2010) por debajo de los 80 dólares el barril ha sido solamente porque la economía mundial sigue estancada. Una vez reactivada la economía los precios rondarán los 100 dólares el barril. Incluso hay quienes proyectan que en la década que comienza se podría llegar a los 200 dólares.

La razón de esta alarma no se debe únicamente a que la demanda volvería a crecer más rápido que la oferta, si no a un hecho que está por sacudir las bases materiales del crecimiento económico, tal como se ha dado en el último siglo: la oferta mundial de petróleo llegará a su máximo en poco tiempo --si no es que ya sucedió--, para luego disminuir (o bien estabilizarse por unos años) y no volver a incrementarse jamás. Ese momento tiene un nombre, “peak oil” en inglés, cenit o pico petrolero en español.

Las estimaciones optimistas indican que el pico llegará dentro de unos 20 años o más, pero académicos independientes, sin vínculos con la industria ni gobiernos petroleros, piensan que eso pudiera pasar en menos de 10 años. Para cierta clase de petróleo, el pico ya sucedió en la década pasada. Las páginas de Wikipedia dedicadas al tema, tanto en español como en inglés, tienen una gran cantidad de vínculos a los estudios y reportes que sustentan dichas estimaciones. Otra fuente de información, posiblemente la más completa, es la página de la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo y del Gas, ASPO por sus siglas en inglés (Association for the Study of Peak Oil and Gas).

Hablar del fin del petróleo barato es una manera indirecta de hablar del pico petrolero, una forma discreta que empresas y gobiernos utilizan para comienzar a tomarse en serio lo que se decía era una teoría “catastrofista” (la tesis del pico petrolero mundial), planteada de manera pública por primera vez en la revista American Scientist en marzo de 1998. Ciertamente, hace unos años la búsqueda del vocablo “peak oil” en internet conducía a una serie de sitios con posiciones polarizadas en torno al tema. Ahora, en el 2010, se habla del fin del petróleo por parte de grupos empresariales (UK Industry Task-Force on Peak Oil and Energy Security) e importantes "tanques de pensamiento" en el Reino Unido (informe de Chatman House y Lloyd's). Incluso el gobierno de ese país organizó un taller sobre el tema que se intentó mantener en secreto. En los EE.UU., las fuerzas armadas publicaron este año un informe donde discretamente se aborda el problema (ASPO ofrece una copia del informe su servidor). Se da la circunstancia de que el ejército de la mayor potencia mundial es también el mayor comprador de petroleo en el mundo. Por otra parte, en Canadá, un reconocido premio de la industria editorial anunciado en junio pasado fue para un libro titulado “Por qué el mundo está a punto de hacerse más pequeño: el petróleo y el fin de la globalización” ("Why Your World is About to Get a Whole Lot Smaller: Oil and the End of Globalization"). Jeffrey Rubin, el autor de este libro, es un economista famoso en Canadá, y hace poco dio una conferencia en el encuentro anual de ASPO-USA. Una enttrevista con Rubin, donde aborda las implicaciones económicas del pico petrolero se puede consultar aquí: parte 1, parte 2).

Las implicaciones del pico petrolero mundial se extienden más allá del precio que conductores y pasajeros tienen que pagar por movilizarse. En la mayor parte de los países, una importante proporción de la electricidad se produce con derivados del petróleo. Además, el petróleo resulta ser la materia prima de una gran cantidad de objetos presentes en nuestra vida cotidiana: pinturas, cosméticos, todos los objetos y partes de plástico frente a nuestros ojos (incluyendo esa pantalla LCD), etc. Más preocupante aún, la agricultura de gran escala y monocultivos dependen de agroquímicos obtenidos del petróleo (link en español), y el precio al consumidor está, ya sabemos, atado al costo del combustible utilizado en la distribución. El pico del gas y del carbón está todavía lejos, pero las implicaciones del cambio climático suponen una limitación para el uso estas fuentes.

Todo ello tiene importantes consecuencias para quienes viven en los países industrializados, principalmente en las grandes ciudades, cuyo estilo de vida es más vulnerable al pico petrolero. Hay quienes han dado la alerta y ya existe en varios países un movimiento de comunidades urbanas y rurales preparándose para enfrentar sus consecuencias, conocido como "transition towns" o comunidades de transición" (nota en español sobre el tema, nota en inglés sobre el movimiento en los EE.UU.). Curiosamente, muchos en este movimiento están interesados en la experiencia de Cuba, que tras la caída del bloque soviético se vio enfrentada abruptamente al fin del petróleo barato. Un documental explora dicha experieencia. El programa cubano de agricultura urbana, mundialmente aclamado, nació precisamente de dichas circunstancias. Sin embargo, todavía no estamos analizando suficientemente las consecuencias que el pico petrolero tendrá para los países no industrializados. Sospechamos que la producción de biocombustibles traerá un incremento en los precios de la tierra y de los alimentos. Seguramente el acceso a la energía y el transporte será más caro, obligando a cambiar muchas prácticas hoy comunes en las clases medias y limitando el ya de por sí precario consumo de los hogares más pobres. Quizás nuestras ciudades se vuelvan más oscuras por las noches. Los gobiernos querrán hacer uso más intensivo de la energía hidroeléctrica, atizando más conflictos en zonas rurales. Ello podría desembocar en la necesidad de un Pacto Energético, así como hoy se habla de Pacto Fiscal, con el fin de garantizar energía para las necesidades básicas y detener el derroche que hoy protagonizan las clases medias, altas y el comercio. Todo esto podría estar ocurriendo en la década presente.

Nota: una versión de este artículo apareció en el periódico digital Contra-Punto de El Salvador.