La generación de 1992

En los meses y años siguientes a la Cumbre de Río, estuvimos en decenas de marchas, piquetes, foros, salones de clase, fincas agroecológicas y parques nacionales. Cantamos, escribimos poesía y ensayos, caminamos por la selva y el asfalto, de día y de noche, estudiamos, salvamos tortugas, convivimos con guardaparques y nos sumergimos en la cosmovisión indígena y campesina. Y fue así que nos volvimos ecologistas.  

Por supuesto, no me refiero a ninguna promoción escolar o colegial, si no a toda esa juventud que fue marcada por Cumbre de la Tierra de 1992, realizada en Río de Janeiro, Brasil. No fue necesario estar allí para verse envuelto por ese evento, pues antes y después del mismo se canalizaron muchos recursos para cultivar el compromiso por la Madre Tierra en muchos ámbitos: organizaciones gremiales y ciudadanas, instituciones educativas, gobiernos, empresas, etc. Y por supuesto, entre los y las jóvenes de la época.

La Cumbre de la Tierra tuvo un “proceso preparatorio” que duró varios años durante los cuales gobiernos y movimientos ambientalistas afinaron sus ideas y argumentos. En junio de 1992, además del encuentro oficial, conocido como Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, se realizó el encuentro “alternativo”, o Foro Internacional de ONGs y Movimientos Sociales. Parafraseando una canción del cubano Carlos Varela, de aquella gigantesca congregación en Brasil “salió el fantasma recorriendo el mundo hasta mi ciudad”.

La declaración de las ONGs y Movimientos Sociales resonó con mucha fuerza en la juventud. Los jóvenes, dijo alguna vez Ernesto Sábato, no pueden vivir sin utopías. Y ya que el socialismo del siglo XX se encontraba en su momento de mayor desprestigio, nuestra bandera fue de color verde. Muchos nos vieron como sandías (verdes por fuera, rojos por dentro). Yo siempre digo que era al revés, parecíamos rojos por fuera pero ya éramos verdes por dentro.

Los documentos alternativos de Río, incluso algunos pasajes del compromiso oficial recogido en la Agenda 21, invitaban a emprender una tarea hermosa y titánica:

Tenemos conciencia de la contradicción existente entre el modelo de civilización dominante, injusto e insostenible, construido sobre el mito del crecimiento ilimitado y que ignora los límites finitos de la Tierra. Entendemos, por eso, que la salvación del planeta y de sus pueblos presentes y futuros exige la creación de una nueva civilización fundada sobre una ética que determine y se base sobre los límites, la prudencia, el ciudadano y el respeto por la diversidad, la solidaridad, la justicia y la libertad. Subrayamos enérgicamente la imposibilidad de un desarrollo sustentable si nuestra lucha no es compartida por los sectores sociales más carentes y excluidos, contra la pobreza y las causas de empobrecimiento. (De la declaración alternativa de los Movimientos Sociales, Río 1992).

Aquello de la “nueva civilización” podía parecer utópico. Ahora me parece urgente y necesario. La crisis económica, alimentaria y energética del año 2008 ha venido a re-definir los parámetros del crecimiento económico. El cambio climático es algo que ya estamos viviendo. Los gobiernos no entienden la singularidad de este momento. Entre las muchas tareas necesarias en este momento, debemos comprender mejor los procesos socio-ecológicos desde una perspectiva interdisciplinaria. Y sobre todo necesitamos un nuevo impulso esperanzado, una generación del 2012. ¿Será que Río +20 nos puede regalar eso?

El fin del petróleo barato


Medios de comunicación, empresarios y políticos de Europa y los Estados Unidos se lo toman cada vez más en serio: finalizó la era del petróleo barato. Cuestión de importantes repercusiones sobre la cual no circula información en Centroamérica. En este post hemos reseñado y recopilado algunas fuentes de información poco accesibles por estar casi todas en inglés.

Si el precio del petróleo se mantuvo casi todo este año (2010) por debajo de los 80 dólares el barril ha sido solamente porque la economía mundial sigue estancada. Una vez reactivada la economía los precios rondarán los 100 dólares el barril. Incluso hay quienes proyectan que en la década que comienza se podría llegar a los 200 dólares.

La razón de esta alarma no se debe únicamente a que la demanda volvería a crecer más rápido que la oferta, si no a un hecho que está por sacudir las bases materiales del crecimiento económico, tal como se ha dado en el último siglo: la oferta mundial de petróleo llegará a su máximo en poco tiempo --si no es que ya sucedió--, para luego disminuir (o bien estabilizarse por unos años) y no volver a incrementarse jamás. Ese momento tiene un nombre, “peak oil” en inglés, cenit o pico petrolero en español.

Las estimaciones optimistas indican que el pico llegará dentro de unos 20 años o más, pero académicos independientes, sin vínculos con la industria ni gobiernos petroleros, piensan que eso pudiera pasar en menos de 10 años. Para cierta clase de petróleo, el pico ya sucedió en la década pasada. Las páginas de Wikipedia dedicadas al tema, tanto en español como en inglés, tienen una gran cantidad de vínculos a los estudios y reportes que sustentan dichas estimaciones. Otra fuente de información, posiblemente la más completa, es la página de la Asociación para el Estudio del Pico del Petróleo y del Gas, ASPO por sus siglas en inglés (Association for the Study of Peak Oil and Gas).

Hablar del fin del petróleo barato es una manera indirecta de hablar del pico petrolero, una forma discreta que empresas y gobiernos utilizan para comienzar a tomarse en serio lo que se decía era una teoría “catastrofista” (la tesis del pico petrolero mundial), planteada de manera pública por primera vez en la revista American Scientist en marzo de 1998. Ciertamente, hace unos años la búsqueda del vocablo “peak oil” en internet conducía a una serie de sitios con posiciones polarizadas en torno al tema. Ahora, en el 2010, se habla del fin del petróleo por parte de grupos empresariales (UK Industry Task-Force on Peak Oil and Energy Security) e importantes "tanques de pensamiento" en el Reino Unido (informe de Chatman House y Lloyd's). Incluso el gobierno de ese país organizó un taller sobre el tema que se intentó mantener en secreto. En los EE.UU., las fuerzas armadas publicaron este año un informe donde discretamente se aborda el problema (ASPO ofrece una copia del informe su servidor). Se da la circunstancia de que el ejército de la mayor potencia mundial es también el mayor comprador de petroleo en el mundo. Por otra parte, en Canadá, un reconocido premio de la industria editorial anunciado en junio pasado fue para un libro titulado “Por qué el mundo está a punto de hacerse más pequeño: el petróleo y el fin de la globalización” ("Why Your World is About to Get a Whole Lot Smaller: Oil and the End of Globalization"). Jeffrey Rubin, el autor de este libro, es un economista famoso en Canadá, y hace poco dio una conferencia en el encuentro anual de ASPO-USA. Una enttrevista con Rubin, donde aborda las implicaciones económicas del pico petrolero se puede consultar aquí: parte 1, parte 2).

Las implicaciones del pico petrolero mundial se extienden más allá del precio que conductores y pasajeros tienen que pagar por movilizarse. En la mayor parte de los países, una importante proporción de la electricidad se produce con derivados del petróleo. Además, el petróleo resulta ser la materia prima de una gran cantidad de objetos presentes en nuestra vida cotidiana: pinturas, cosméticos, todos los objetos y partes de plástico frente a nuestros ojos (incluyendo esa pantalla LCD), etc. Más preocupante aún, la agricultura de gran escala y monocultivos dependen de agroquímicos obtenidos del petróleo (link en español), y el precio al consumidor está, ya sabemos, atado al costo del combustible utilizado en la distribución. El pico del gas y del carbón está todavía lejos, pero las implicaciones del cambio climático suponen una limitación para el uso estas fuentes.

Todo ello tiene importantes consecuencias para quienes viven en los países industrializados, principalmente en las grandes ciudades, cuyo estilo de vida es más vulnerable al pico petrolero. Hay quienes han dado la alerta y ya existe en varios países un movimiento de comunidades urbanas y rurales preparándose para enfrentar sus consecuencias, conocido como "transition towns" o comunidades de transición" (nota en español sobre el tema, nota en inglés sobre el movimiento en los EE.UU.). Curiosamente, muchos en este movimiento están interesados en la experiencia de Cuba, que tras la caída del bloque soviético se vio enfrentada abruptamente al fin del petróleo barato. Un documental explora dicha experieencia. El programa cubano de agricultura urbana, mundialmente aclamado, nació precisamente de dichas circunstancias. Sin embargo, todavía no estamos analizando suficientemente las consecuencias que el pico petrolero tendrá para los países no industrializados. Sospechamos que la producción de biocombustibles traerá un incremento en los precios de la tierra y de los alimentos. Seguramente el acceso a la energía y el transporte será más caro, obligando a cambiar muchas prácticas hoy comunes en las clases medias y limitando el ya de por sí precario consumo de los hogares más pobres. Quizás nuestras ciudades se vuelvan más oscuras por las noches. Los gobiernos querrán hacer uso más intensivo de la energía hidroeléctrica, atizando más conflictos en zonas rurales. Ello podría desembocar en la necesidad de un Pacto Energético, así como hoy se habla de Pacto Fiscal, con el fin de garantizar energía para las necesidades básicas y detener el derroche que hoy protagonizan las clases medias, altas y el comercio. Todo esto podría estar ocurriendo en la década presente.

Nota: una versión de este artículo apareció en el periódico digital Contra-Punto de El Salvador.







David Maradiaga, nacido en Nicaragua, muerto en Costa Rica hace 15 años, fue poeta y ecologista... y una persona feliz... Muchos como él nos hicimos ecologistas en la misma época, por amor a los goces de la Vida...

...por el goce de ir a una playa limpia, de las que ya quedaban pocas, por el goce de caminar por una ciudad segura y humana cada vez más esquiva, por el goce de conocer gente joven de todas partes, por el goce de encontrar el amor entre tus compañeros y compañeras de utopías, por el goce que provoca conocer la felicidad de la gente cuando puede vivir de La Tierra...

Muy pocas veces platiqué con David Maradiaga, si bien éramos como peces de las mismas aguas. Mas no de la misma especie: no me lo imagino aquí, como yo, analizando un censo agropecuario. Sin embargo, quiero pensar que el sentido último de lo que hago es aquello mismo que nos llevó a las agitadas aguas de Golfito y de Tortuguero, a las calles de San José de noche. Si estoy aquí es por el goce de la Vida en La Tierra.

Fernando Francia, otro compañero de las mismas aguas, puso aquí en internet un homenaje para conmemorar este 14 de julio cuando se cumplen 15 años de que David apareciera muerto en un parque de San José, Costa Rica.

A un año del golpe en Honduras


A un año del golpe de estado, quisiera retomar algo que publiqué en aquel momento. Lo pongo aquí porque me gustaría recuperar dos ideas: que la democracia es un proceso de creatividad política impulsado por una ciudadanía "empoderada", y que a pesar de los golpes Honduras no volvería a ser la misma, que sería un país más conciente de lo que quiere, de cómo lo quiere, más participativo y más creativo. A un año del golpe el movimiento por la refundación de Honduras está en marcha !

Honduras y la cultura golpista de la derecha
Centroamérica, Julio de 2009

Quizas por vocación, acaso instinto, por deformación en el mejor de los casos --vaya usted a saber-- la derecha continental se aferra a una cultura golpista que muchos pensaban ya había desaparecido. Pero una búsqueda rápida en internet permite comprobar que el golpe de Estado en Honduras ha sido celebrado en las páginas del Wall Street Journal de Nueva York, El Tiempo de Bogotá, El Heraldo de Honduras, o La Nación de Costa Rica. Unos con cierta timidez, otros descaradamente.

Desde el año 2000 al presente, la derecha ha empleado la fuerza militar contra tres jefes de Estado elegidos por voto popular. En cambio, con excepción de la guerrilla colombiana, no se observa a las fuerzas políticas de izquierda intentando ocupar los poderes estatales por la vía de las armas. Periodistas y analistas políticos por igual deberían ponerse en alerta: la principal amenaza a la democracia no viene de la izquierda si no de la derecha.

Quizás sea momento de rescatar del olvido los análisis realizados por Guillermo O´Donnell en la década de 1970. O´Donnell explicó los golpes de estado de las décadas de 1960 y 1970 como una reacción de cierta élite económica, militar y política frente a unas demandas populares crecientes: luego de una época de relativa apertura a la expresión popular en Suramérica, las exigencias de los sectores populares traspasaban lo que las élites estaban dispuestas a conceder. Aunque esa no es una explicación completa, sí es una parte muy importante de la explicación.

La reacción golpista de la actual década parece tener una dinámica similar. Obviamente le asusta a la derecha la aparición de una contra-élite política, en este caso de izquierda, pero le asusta porque ella pudiera desatar expectativas en torno a cuestiones sociales y económicas. Entonces la derecha desata un discurso del miedo en donde el tema preferido son las izquierdas con liderazgos personalistas o centralizados. Es decir, explota una sensibilidad popular que sabe de pecados pero no de pecadores, de modo que sectores de la población opuestos a un pasado autoritaritario pueden volverse apoyos para una derecha golpista, incluso fascista.

Los golpes de Estado de las décadas de 1960 y 1970, se hicieron, igual que ahora, a nombre de la democracia. Pero posar como demócrata era más sencillo en aquella epoca, en algunos casos bastaba con ser anticomunista. Hoy las cosas han cambiado un poco y es importante guardar las apariencias. Se requiere que los militares golpistas salgan de la escena rápidamente y que luego se instale un circo donde un reparto de hombres --y algunas mujeres- curtidos en la política y los negocios por muchos años --por aquello de la experiencia-- hagan maromas con los símbolos de la democracia, para dar sello de legalidad a un hecho surgido de la fuerza de las armas.

Desde luego, hay actos de fuerza militar que resultan en gobiernos, querámoslo o no. Pero son criterios ético-políticos y no formalismos jurídicos los que han de guiarnos para decidir si se trata de un acto de fuerza legítimo, como puede ser una insurrección popular. De igual forma, evaluar si el régimen resultante transita o no a la democracia se debe hacer con criterios políticos relativos a las cualidades de una democracia.

La democracia es un proceso de creatividad política impulsado por una ciudadanía "empoderada", por lo tanto no admite definiciones que pretendan condensarla en una sola frase o esquema, ni siquiera esta definición que nos gusta mucho. Es importante tomar ello en cuenta pues desde la década de 1980 al presente, la derecha suele definir la democracia como una forma de cambiar gobiernos, incluso el más impopular, por medio de elecciones regulares. Eso es correcto pero es insuficiente, sotiene una parte de la izquierda. A la derecha, en cambio, le ha parecido una definición suficiente, porque ella no le compromete a impulsar una democratización económica, tampoco a construir nuevas formas de participación popular.

Pero en los hechos se nota que la derecha no está cómoda con la democracia, ni siquiera con esa democracia reducida a mecanismo de elección del gobierno. Oscar Arias es una rareza, sólo a él se le ocurre someter un tratado de libre comercio a consulta popular. Pero tómese nota que no hace mucho Arias vetó una ley de participación popular ambiental que habría otorgado a las comunidades poder de decisión en cuestiones relativas a la explotación y uso del medio ambiente. Eso preocupó a la cúpula empresarial. Bloquearon la ley, no obstante aprobarla era un paso importante para profundizar la democracia. En todo caso, se trataba de una reforma innecesaria y hasta peligrosa para un modelo democrático confinado en sus propias definiciones.

Lo que más teme cualquier sistema de pensamiento rígido es a la creatividad. En el caso de la derecha, no obstante todo su discurso en torno a la libertad, su mayor temor es perder su estatus, real o imaginado, dentro de un sistema de diferencias sociales. En tanto la democracia no modica ese estatus, la derecha acepta y hasta aprende a gustar de la democracia. Pero cuando la democracia amenaza con desatar la imaginación del pueblo, por manos de un "loco" o del pueblo mismo, la derecha corre a "resetear" el sistema, para que todo vuelva a su estado de equilibrio, a su versión tutelada, restringida, rutinaria de democracia.

A diferencia de las computadoras, sin embargo, nunca los sistemas sociales vuelven a ser los mismos después de "reseteados". Yo confío en que Honduras no volverá a ser la misma cuando haya pasado este episodio: se sacudirá el bipartidismo y será un país más conciente de lo que quiere, de cómo lo quiere, más participativo y más creativo. Tampoco Latinoamérica volverá a ser la misma.

Ladran, señal que son perros

Más de una docena de personas calcinadas o muertas a tiros por un ataque de supuestos pandilleros en contra de un par de microbuses en Mejicanos, San Salvador.

Luego del triste y horrendo acto ocurrido la noche del 20 de junio de 2010 en El Salvador, no hace falta abrir una novela de conspiranciones narco-satánicas, basta con dejar correr la imaginación para llegar a toda clase de pensamientos malditos.

Además de las víctimas directas, y sus familiares, todos hemos visto afectada nuestra salud metal. El Diablo debe estar regocijándose. Tras el crimen, la gente quiere sangre y venganza. La pena de muerte sería demasiado benévola, los criminales debería sufrir lo inimaginable antes de abandonar esta vida, ojalá que algún comando de “limpieza social” pudiera actuar impunemente. Los policías se preguntan para qué existen los Derechos Humanos si no para proteger a los pandilleros. Y otros, de manera ingenua o maliciosa, se afilian a una página de una red social donde se llama a los militares a que se hagan cargo del país (¿como en Honduras, quizás?).

Ciertamente, hace ya varios meses se observa una escalada en los actos atroces cometidos por supuestos pandilleros. Acciones aparentemente irracionales, como el asesinato de un grupo de jóvenes que departían luego de jugar un partido de futbol, en Tonacatepeque. Dicen que los habría asesinado un grupo de “limpieza social”. Pero una señora de la comunidad, a quien me la encuentro de vez en cuando, me contaba que ninguno tenía vínculos con las pandillas: “muchachos sanos, estudiantes, empleados de Pollo Campero”. Y agrega que un sobreviviente contó que cuando los jóvenes demostraron que no eran pandilleros, uno de los atacantes se justificó: “no importa, alguien tiene que morir”.

Cuando escuché esa versión de la historia comencé a salir menos por las noches. No importa quién muera, lo importante es el caos. La posibilidad de un ataque a mansalva, en el bus o en el bar, era algo que comencé a temer.

Los medios repiten a cada rato que la delincuencia está peor desde que asumió el gobierno de izquierda. El gobierno de coalición, digamos: Funes, sus amigos, y el FMLN. Ya el Presidente Funes dijo que va a mantener en sus cargos a Carlos Ascencio, jefe de la PNC, y al Ministro de Seguridad, Manuel Melgar. La derecha tiene meses de pedir su destitución. Ascencio, con muchos años en la policía, tiene un pasado de izquierda, y Melgar viene del FMLN.

Yo no descarto que el motivo detrás de estos ataques sea precisamente provocar más disgusto con el Poder Ejecutivo, no importa quién muera. De ser así, vamos a presenciar más hechos como los narrados, igual o más atroces, mientras Funes no destituya al gabinete de seguridad y ponga en su lugar a personajes dispuestos a transar con las mafias.

Pero tiene mucha razón el taxista con el que platiqué el día siguiente de los ataques, “si con eso este gobierno no reacciona... ya es mentira”. Y yo le intentaba explicar que el problema no sólo es el gobierno (es decir, el Poder Ejecutivo), si no que habría que cambiar leyes, despedir policías, cambiar jueces, etc. Y el taxista me respondió algo que sonó como una especie de reto dirigido a Funes y el FMLN “Pero, es que se decía que ellos iban a cambiar todo eso al llegar al gobierno”.

Y me quedé pensando que tiene razón, se suponía que veríamos cambios en serio. Pero el Presidente ha querido hacer un cambio sin desacomodar mucho la trama de intereses previamente existente (“un cambio seguro”, como dice la propaganda de Casa Presidencial).

Pero el caso es que El Salvador se mueve con el rumbo de la inercia, es decir, con la dirección y velocidad que traía desde hace tiempo. Cuando la inercia es tan fuerte se hace necesario aplicar fuerza para cambiar de dirección y velocidad. Pero no me refiero a medidas tipo “mano dura”, si no a la necesaria depuración de la policía, de los tribunales de justicia, de los ministerios de seguridad y gobernación, de la fiscalía, de la procuraduría, etc.

Uno quisiera dar crédito a quienes dicen que estos ataques ocurren porque hay avances en la desarticulación de las mafias y se trataría, como dice el dicho, “señal que cabalgamos”. En todo caso, y como dijo Cristina Kirchner, y con el perdón de los canes, “ladran, Sancho, señal que son perros”.

Newton y las cárcavas de San Salvador


En el futuro, quizás, algún visitante llegue a San Salvador y en lugar de ir a la Gran Vía pedirá que le lleven a nadar y a pescar en un río de esos de la ciudad, y dirá sorprendido “¡ No sabía que también aquí en El Salvador la gente puede venir a disfrutar en los ríos de la capital, esto sólo se ve en los países desarrollados !” Luego saltará de una piedra y se quitará el calor de Semana Santa en una quebrada cristalina detrás del parquecito de la colonia Satélite.

En realidad, los ríos libres y limpios no son símbolo de progreso en ninguna parte del mundo. Lo que normalmente reconocemos como “progreso” suelen ser logros tecnológicos basados en la ciencia de sir Isaac Newton.
Newton, que vivió entre 1643 y 1724, descubrió las leyes básicas de la mecánica, es decir, de la fuerza y el movimiento.

El impacto cultural de los descubrimientos de Newton difícilmente ha sido igualado, está presente en nuestras actitudes hacia el mundo: cada vez que la naturaleza nos presenta un obstáculo, acudimos a la ingeniería con el convencimiento de que las fuerzas naturales pueden ser doblegadas y utilizadas según el antojo de los seres humanos.

San Salvador se encuentra al pie de un volcán --el picacho-- del cual bajaban decenas de quebradas y riachuelos. Digo que “bajaban” porque la mayoría de estas quebradas fueron secadas, entubadas o su lecho encementado. En muchas ciudades del mundo son las familias pobres las que construyen sus casitas en la orilla de las quebradas. Pero en San Salvador también pueden verse viviendas de clase media a las orillas de algunos barrancos.

Véanse las fotos colocadas en este album, tomadas en la colonia Satélite, en febrero de este año (2010). Se trata del cauce de uno de esos ríos que descendían del Picacho, entubado allí donde se cruza con el Bulevard Constitución. El riachuelo se convierte en una cuneta o canal --un cauce de cemento-- después de pasar por el Super Selectos y así desciende hacia el Este, pasando detrás del parque deportivo Satélite y por debajo de la calle Constitución-Washington, donde se tomaron las fotos (el punto exacto se puede encontrar con Google Earth en las coordenadas 13° 43' 22.78'' Norte y 89° 12' 46.13'' Oeste).

Cuando estaba pequeño viví por algunos meses en la colonia Satélite, y con mis amigos bajamos algunas veces al “río”. Vagamente recuerdo que ya se habían construido muros de contención en las paredes del cauce. Como se puede apreciar en las fotos, los muros de contención ya no dan abasto ante la fuerza del agua, y ahora hay grandes cárcavas que han obligado el abandono de algunas viviendas.

Que surjan comunidades pobres en los barrancos de los ríos tiene una racionalidad perversa bastante conocida. Pero que se haya logrado edificar y vender viviendas de clase media a orillas del río que atraviesa la colonia Satélite (de clase media).... eso es menos frecuente. Allí hay una mezcla de ignorancia, afán de lucro, falta de regulación y falta de planificación. Y por supuesto, en el fondo hay una gran dosis de arrogancia frente a la naturaleza, de la cual no somos conscientes porque ya forma parte de nuestra cultura.

Sólo ahora que los eventos climáticos se están volviendo más extremos comenzamos a pensar de otro modo: que no hay que construir en las márgenes de los ríos, que se debe poner límite a la impermeabilización del suelo (o de lo contrario el agua no tiene cómo ser absorbida por la tierra, creando peligrosas correntadas). Poco a poco también comenzamos a comprender el costo humano, ecológico y económico de la contaminación de los ríos.

La Ecología es una ciencia cuyas bases sólo comenzaron a sentarse a inicios del Siglo XX, cuando ya Newton tenía unos doscientos y tantos años de reinado cultural en Occidente.
Casi toda persona que haya terminado la secundaria, o que vea canales como History Channel, habrá escuchado el nombre de Newton, pero ¿quién ha escuchado alguna vez nombrar a sir Arthur Tansley? Tansley vivió entre 1871 y 1955. Se le atribuye haber acuñado el término “ecosistema”, en la década de 1930.

La palabra ecosistema sólo comenzó a usarse ampliamente después de la muerte de Tansley, hacia finales de la década de 1950, y todavía hoy es una palabra que no comprendemos bien, a pesar de su popularización. Los conceptos básicos de ecología no formaron parte del currículo básico de mi generación, pero sí las tres leyes de Newton. Las ingenierías eran, y siguen siendo, las carreras “con futuro”, no así la ecología o el manejo sostenible de recursos naturales.

En la actualidad todavía se aplaude como un símbolo de progreso cuando los ríos son entubados y desviados, cuando los centros comerciales sustituyen un bosque secundario de cafetal. Sin embargo, la verdadero progreso --la verdadera hazaña-- será otra vez tener ríos libres y limpios. Así, en el futuro, quizás, algún visitante llegue a San Salvador y en lugar de ir a la Gran Vía pedirá que le lleven a nadar y a pescar en un río de esos de la ciudad, y dirá sorprendido “¡ No sabía que también aquí en El Salvador la gente puede venir a disfrutar en los ríos de la capital, esto sólo se ve en los países desarrollados !” Luego saltará de una piedra y se quitará el calor de Semana Santa en una quebrada cristalina detrás del parquecito de la colonia Satélite.

Una emergencia humanitaria

Luego de ver el documental "Mujeres en el camino" queda claro que la situación de las y los migrantes centroamericanas/os en México tiene las características de una crisis de Derechos Humanos

Este martes 23 de febrero se presentó en San Salvador el documental "Mujeres en el camino", dirigido por la joven salvadoreña Marcela Zamora. Tal como lo dice su título, este película acompaña a varias mujeres en su viaje a través de México hacia los Estados Unidos.

En lo personal he quedado conmovido por los testimonios que allí se recogen. Una cosa es leer sobre los vejámenes a que se exponen quienes emprenden esa travesía, pero es muy distinto ver los rostros que te van contando sobre su drama y sufrimiento. También es preocupante el hecho que ya no se trata solamente de la delincuencia común, o de policías corruptos, si no estructuras criminales capaces de los actos más inhumanos. No menos conmovedores, pero de un signo esperanzador, son los esfuerzos casi heróicos de quienes de distinto modo están brindando auxilio, alimentos y protección a los y las migrantes que atraviesan México.

Pero más que un testimonio colectivo, este documental es una denuncia y un llamado a la ciudadanía y gobiernos centroamericanos: basta ya de discursos engañosos sobre las bondades de la migración. El viaje a través de México es todo menos una aventura, hay crímenes que investigar, personas desaparecidas por localizar, decenas quizás cientos de cuerpos enterrados en fosas comunes que es necesario identificar. Y es una tragedia que las familias tengan que desintegrarse de ese modo para tener acceso a oportunidades que les han sido negadas en su país.

Finalmente, un reconocimiento al periódico digital El Faro por haber inaugurado el Foro Centroamericano de Periodismo con la presentación de este audiovisual.